Explicando el gozo de escribir
(Tratando)
Escribo para mí. Soy un egoísta y lo reconozco.
También leo para mí.
Así que Dickinson, Char, Valente, Celan, Jabés que son
poetas crípticos, o Sexton, Olds que son poetas confesionales poco me tienen
que explicar, no porque no pudieran, si no porque soy consciente de que, por
mucho que me lo explicaran, yo estaré leyendo otro poema de aquel que está
escrito. Porque sentir, cada uno lo hace a su manera.
Así que lo único que quiero explicar aquí, o contar, es el
gozo que siento al escribir y que no siempre consigo.
Lo haré con uno de los últimos poemas que he escrito. Se
llama “En estaciones” y se puede leer completo clicando en este link,
http://cadasegundodedentro.blogspot.com.es/2017/10/xcv.html
Escribí este poema con la evidente intención de explorar la
similitud de la estación de trenes, lugar abierto, de paso, de entrada y
salida, y el tren, rígido, directo, que entra, deposita sus viajeros y se va,
con el coito. La estación y el tren. La vagina y el pene.
El poema se acababa, en un principio, así,
….Recibiendo trenes
a pesar del olor,
y del ruido.
Ahí se quedó.
Una vez le preguntaron a Pollock cuándo sabía que había
concluido uno de esos cuadros llenos de manchurrones que le han hecho famoso y
contestó,
-Lo sé de la misma manera que sé cuando ya no tengo más
ganas de hacer el amor.
Algo parecido me pasa a mí. Escribo el poema y si nada más
escribirlo, lo olvido, es que ya está.
Si no es así, me quedo olisqueando, como un perro de caza,
inquieto, incómodo.
Con este poema sucedió que al cabo de unos minutos volví a
él y ese, que está dentro de mí, y que parece que va a su rollo, me regaló la
última estrofa,
Quizás alguno piense
en hombres y mujeres,
o los más básicos,
en vaginas y penes,
pero la realidad es
que escribo sobre…
más aún, me dio la
alegría y el gozo de descubrirme el último verso,
medios de
comunicación.
Es más, pienso que ese oculto demiurgo, escurridizo y
juguetón, me lo decía a mí, burlón,
“Quizás pienses que has escrito un
poema sobre hombre y mujeres... “
Como si,
Hubiera un bosque
en mi cabeza
y un espíritu
maligno,
juguetón, que de vez
que
en cuando caza una
idea
y me la trae.
Y como si me oyera y quisiera certificarse me deja un último
retoque del poema,
…recibiendo trenes
a pesar del olor,
dolor, y del ruido,
huido…
Un juego y gozo continuo.