domingo, 20 de noviembre de 2016

Escritura Automá[crí]tica XXV



Destripando un chiste
(Uno de ¿locos?)


La lectura de Pla fa somriure molt  sovint, això és cert;
però caldria discernir qué és el que ens fa somriure i per què.

Joan Fuster en el prologo a El Cuadern Gris de Josep Pla.


Este es un chiste que aunque está ambientado en un manicomio y el prota es un loco, es una invitación a reflexionar sobre lo que es la normalidad. Y donde se refleja lo pronto que se asimila la normalidad aunque sea lo menos normal que exista.
Porque es un hecho que la normalidad es una convención. Y las convenciones hacen rebaño. Y en el rebaño uno se siente protegido.
Aunque morir te vas a morir igual. Y solo, quizás, te puedas llegar a sentir más dentro de él, que fuera.
El chiste dice que en una visita de inspección a un manicomio, el médico se encuentra a un loco con la oreja pegada a la pared.
El médico se acerca y le dice,
-Hola, ¿Qué está haciendo?
A lo que el loco le indica que se acerqué y adopte su misma postura.
El médico lo hace y al cabo de unos segundos, dirige la mirada hacia él y le pregunta,
-¿Qué pasa?
El loco le contesta,
-¿Oye usted algo?
-No- dice el médico.
-Pues así todo el día- remata el loco.
Y todo el mundo se ríe. Todos nos reímos. Pero, ¿De qué?
¿De que el loco esté todo el día con la oreja puesta en la pared, esperando oir algo al otro lado?
¿De que el loco le ha puesto una trampa al médico y hace de agraviado agraviador, burlándose de él?
¿De que no se oiga nada cuando todo el mundo al oir el chiste espera que el médico oiga algo interesante?
¿Es un chiste que se burla del loco por su comportamiento anormal? Pues nadie le diría a nadie que se pusiese a escuchar tras una pared en la que no se oye nada.
¿O es un chiste que advierte que la locura y la normalidad tienen un lugar muy impreciso?
¿De qué ha de extrañarse uno más, de que tras una pared se oigan ruidos o de que no se oigan?
El mensaje del chiste es muy impreciso peor todos se ríen. Todos nos reímos.
Si, tras las risas, preguntáramos a los oyentes por las razones de su risa, no sería raro que muy pocos pudieran explicarlo.
¿Entonces?
¿Le habla el chiste a nuestro subconsciente?
¿El chiste tiene dos mensajes, uno discreto, evaluable, oral, que se transmite, y otro intencional, travieso, difícil de precisar, peor que en nuestro interior es entendible?
La normalidad.
La norma hubiera sido que al poner su oreja, el médico hubiera oído alguna conversación misteriosa, ruidos de difícil identificación, una riña violenta con amenazas graves, una música misteriosa… etc., etc. ¿Pero el silencio?
¿Por qué el silencio no?
¿Por qué el silencio no es normal? Y si no es normal, ¿Por qué causa risa que al loco le extrañe?
¿No es normal o no es interesante?
¿Está el loco, loco por esa actitud? ¿Por extrañarse de que haya silencio tras una pared?
¿No nos extrañaría a todos, si tuviésemos paciencia, el escuchar silencio tras una pared durante todo el día? ¿Qué está pasando al otro lado?
En realidad, ante ese hecho, el loco no está loco. Es diferente.
Es fácil imaginarse la situación tras su contestación.
Todos riéndose, menos él, que permanece serio y sorprendido por tanta risa.
¿De qué se ríen estos?
No de qué se ríen, sino ¿Para qué se ríen estos?
¿Para no ser tomados por locos?
Hay que elegir constantemente el bando. En la vida todo funciona así.
¿Los que oímos el chiste nos reímos por los mismos motivos, sin saberlo conscientemente?
¿Actuamos en la vida, a cada momento, en cada instante, opcionando para no ser tomados por “loco”?
¿Nos reímos en el chiste de nosotros mismos para no echarnos a llorar?
Si a alguien le da por argumentar que es una tontería, de locos, vamos, estar con la oreja pegada a una pared todo el día sin oír nada, habría que pensar en el pescador que “tira” la caña durante horas sin ningún resultado. O en aquel que piensa que un día sí va a conseguir el ascenso y se “tira” toda la vida madrugando, aguantando carros y carretas... toda una vida. ¿Aquel?
No sé. Lamento haber fastidiado el chiste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario